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Ejercicio 1: Creación y Reflejo

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-Y de los arboles nació una niñita muy agraciada, con cabellos de oro y ojos de cristal verde.

—¿Qué te parece?  —preguntó la naturaleza con su característica imponencia.

—Es... muy hermoso —respondió la niñita mientras contemplaba la belleza de la naturaleza a su alrededor, era un hermoso y colorido bosque, lleno de vida y paz.

—¡Qué bien! Entonces querrás seguirme, te enseñare algo más hermoso todavía, conocerás a “la vida”

Entonces la naturaleza abrió un largo sendero de tierra y pasto verde donde se podían apreciar mejor los vividos tonos verdes de las hojas, los imponentes y macizos troncos especialmente uno, el más antiguo de todos, milenario, cuyas bellas ramas dejan pasar flacos rayitos de claridad.

—Aquí esta — dijo la naturaleza cuando se encontraban en un pequeño arrollo. —Ahora asómate, pero con mucho cuidado. —y así lo hizo la chica, y, por primera vez vio su reflejo.

—¡Ah! —exclamo la pequeñita —¿Qué maravillosa cosa es esta? ¿Soy yo? Te ruego que me lo digas naturaleza.

—Soy yo, pero tú también; somos las dos en una, es la vida de cierto modo —dijo imponente la naturaleza —Me gustaría quedarme un rato más amiga mía, pero, debo irme, tengo algunas urgencias.

—No pasa nada naturaleza, definitivamente este curioso descubrimiento me mantendrá entretenida un largo tiempo.

—Lo sé, pero, por esa misma curiosidad tuya, temo dejarte sola, sin embargo, no hay otra cosa que pueda hacer, solo una cosa más, hagas lo que hagas no toques al agua; no toques tu rostro en el agua ni nada alrededor de él, ¿entendido? —la niña suavemente asintió con la cabeza y la naturaleza respondió concluyente —Eso espero, pásala bien hija mía, y por favor no dejes de sonreír.

Entonces la naturaleza se fue, y junto a su partida el viento soplo brisa y todas las ramas y árboles se agitaron susurrando sus roces al aire.

Después de varias horas de contemplar su rostro en el agua la niña fue abatida por la fuerte curiosidad de tocarlo, una curiosidad más fuerte que su voluntad y después de mucha lucha interna se rindió; extendió su bracito y con el índice tocó su nariz en el agua, provocando, con una pequeña acción, una honda en círculo que se extendió manteniéndose unos segundos, y distorsionando su rostro en el agua. La muchachita se asustó.

Tuvo la intención de corregir su error y con las dos manos intento detener las hondas, sin embargo, por el contrario, se agravó su problema.

Desesperada la chica repitió la pequeña acción una y otra vez y su situación empeoro; la pobre niña entró en pánico y entre varios agitados movimientos resbaló, y cayó de cara al agua. Cuando la noche llego y todo se tornó de un tenue azul oscuro, la niña seguía ahí en el agua, empapada, llorando a gritos y gemidos, dejando caer lágrimas de cristal que, una tras otra, creaban más hondas distorsionando la belleza de su imagen en el agua.

Entonces el bosque entero la escucho llorar y el más antiguo de los árboles, el milenario, se despojó de su imponente forma y se transformó poco a poco en un hombre anciano, despojándose también de la gran cabellera de hojas que tenía por solo barba. El anciano vestía de blanco desde la barba, la corbata y el saco hasta los pantalones y zapatos, él se fue con paso firme directo hacia ella con talante de sargento, pero mirada piadosa de padre.

 Al llegar el señor se puso en cuclillas y miro a la niña y dijo:

—Chica ¿Por qué lloras? ¿Sabías que no hay razón para hacerlo?

La niña suspiro, levanto la mirada hacia el señor y se secó los ojos y gimoteando logro decir —¡Es por que arruine la belleza! —el anciano se sentó completamente en el suelo y pregunto.

—¿Qué sucedió hija?

—Es que yo, arruine la imagen bonita que había de mi cara en el agua, que era la naturaleza y yo en una ¡Y ya no va a volver a ser igual! —la niña volvió a romper en llanto y el anciano se puso de pie, la saco del agua y le dio un largo abrazo. Después de unos minutos la chica se calmó.

—¿Te sientes mejor hijita?

La niña asintió.

—Que bien ahora dime una cosa ¿A qué te refieres con la naturaleza y tú en uno?

—Lo que estaba en el agua, soy yo porque ahí estaba mi rostro y la naturaleza porque estaba en el agua.

—¡Ah! —dijo él —Te refieres al reflejo.

—¿Así le dices tú?

—No, yo no le digo así; así se llama. Como sea ¿Cómo fue que lo arruinaste?

—El problema es que yo lo toque y se comenzaron a hacer unos circulitos que hacían feo a el reflejo. —dijo decaída

—Oh, ya te comprendo. Hubieses empezado por ahí.  Hay problemas que se resuelven más rápido sin hacer nada que apurando todo —la niña lo vio con confusión —Mira, asómate ahora.

La chica se asomó nuevamente y vio que todo estaba tranquilo nuevamente, se emocionó y abrazo al anciano otra vez.

—¿Qué hiciste? ¡Dime!

—Pero, entonces ¿Por qué la naturaleza dijo que de cierto modo era como la vida?

—¡Oh! ¿enserio dijo eso? —la niña asintió —Pues sencillo amiga mía, porque así mejor. Ahora sabes qué hacer con tu vida niña, y por supuesto, con sus problemas.

El hombre se puso de pie y la niña le pregunto si ya se iba.

—Me temo que si hijita, hay un vacío en el bosque que debo cubrir.

—Espero volver a verte.

—Bueno, si me vas a ver cada vez que tengas un problema en la vida, seguro me vas bastante. Hasta luego niña, y siempre ten presente que no hay razón para llorar.

Entonces el hombre volvió al bosque y volvió a ser el milenario árbol con gran copo que era, luego el viento sopló otra vez anunciando el regreso de la naturaleza.

—Me alegra que hayas resuelto tu problema amiga —dijo la naturaleza.

—¿Cómo sabes de mi problema?

—Pues, recuerda que el reflejo somos tú y yo juntas, siendo así nunca me fui.

El rostro de la niña se esclareció.

—Pero tengo una pregunta ¿En verdad voy a tener bastantes problemas como dijo el señor?

—Sí, absolutamente —la cara de la niña se entristeció, pero la naturaleza continuo —Sin embargo, después de haber resuelto este problema todo será más sencillo, además todo valdrá la pena por la primera vez que te viste en el reflejo.

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