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Ejercicio 4: El divino drama.

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 -Edward Telson estaba en el baño de su casa, alistándose frente a su espejo, arreglando su alegre corbata de colores puestos al azar, checando la dentadura, el aliento y el rebelde cabello que con nada se acopla, pero por supuesto, un cosquilleo constante y sonante en su mente, nervios «Soy tan travieso como ese mechón de pelo» pensaba él. Tenía que ir a dar un discurso, en un evento especial en el “Sindicato de Comediantes De Nueva York” «El nombre más aburrido para un grupo de comediantes» según Edward. El recibiría un premio honorifica por su trayectoria que abarcó clásicos de la gran pantalla, era un día importante y como todo día importante algo tenía que salir diferente a los planes, en su caso ocurrió con su mujer y su hijo.

—¡¿Ya estás listo?! —grito autoritariamente la esposa de Edward desde la sala, a lo que él resopló y respondió:

—¡Aún no amor! —y bajando el tono mucho más y musito —No me siento listo aún.

—¡Pues tu hijo y yo sí!

—¡Qué bien ahora les sobra tiempo para jugar monopoly! — respondió él al estilo sarcástico de un comediante

—Estamos saliendo.

Al escuchar esto él reacciono rápido saliendo hacia la sala ansiosamente, cuando llego solo encontró a su hijo en la puerta recostado

—Nos vemos allá, te quiero —dijo el muchacho.

—¡Apúrate niño! —grito la madre.

A los 15 minutos de irse madre e hijo, se fue Edward en su viejo auto “Mi corcel flaco” decía él. Al llegar tuvo problemas con el guardia, no estaba en la lista, sin embargo, tuvo suerte de que su viejo amigo y compañero de trabajo, Jorge Argillio, actor italiano de renombre que por azares del destino tuvo más éxito que su amigo Edward.

—Dejen pasar a mi muchacho, ya tiene suficiente en casa.

Entonces comenzaron a charlar a un lado de la entrada

—¡Jorge, que alegría verte! ¿Qué haces aquí, los actores de drama no tienen una reunión aparte?

—Bueno no me perdería la noche especial de mi muchacho, además… —dijo el amigo con toda intención de provocar duda

—¿Qué?

—Yo soy el coordinador del evento.

—Claro, por supuesto —dijo Edward junto a una sonrisa.

—Oye ¿tienes el discurso? —pregunto Jorge a lo que Edward respondió golpeándose con las puntas de los dedos en la solapa. —Más te vale que sea memorable ¿eh?

—Oye soy Edward Telson ¿Con quién crees que hablas? Claro que será memorable, ah y por cierto no has visto por ahí a Sandra y a…

—¡Mario!

—Sí ¿lo has visto?

—¿Es él no? —dijo el actor mientras señalaba a espaldas de Edward, donde se encontraba Mario, estaba pálido y sudoroso.

—Mario ¿Qué te pasa? —entonces antes de que Mario pudiera si quiera abrir los labios interrumpió Jorge.

—¡Con que Mario eh, como Mario Girotti mejor conocido como Terence Hill!

—Sí, yo elegí su nombre sabes que admiro profundamente a la comedia italiana.

—¿Qué hay del drama italiano? —pregunto Jorge tentativamente.

—Ay mi amigo, la cuestión con el drama es que últimamente es más trágico que cualquier cosa, porque la vida no es así de fantasiosa, en la realidad suceden cosas tan irreverente y surrealistas que inmediatamente el mundo se transforma en una comedia satírica de lo que creemos que es real. En todo caso prefiero la comedia, a veces resulta que una carcajada es más real que un llanto.

—Bueno, creo que ahora tengo más seguridad de que el discurso será memorable. Por favor busquen su mesa.

Padre e hijo procedieron a retirarse a sus asientos, sin embargo, antes de que pudieran irse por completo el actor italiano prendió el brazo de Mario con fuerza, se acercó a su oreja para luego soltarlo en el acto de resistencia del muchacho.

Una vez en la mesa el padre pudo preguntar con calma que ocurría, y donde estaba la madre. El chico lleno de ansiedad reflejada en frenéticos movimientos en la mano derecha y en las piernas, procedió a hablar:

—Yo prefiero ser leal a ti papá, y… —apenas Mario pronuncio estas palabras, Edward cambio su expresión relajada, frunció el cejo y separo un poco los labios.

—Mamá te pedirá el divorcio mañana. —esta noticia provoco que Edward abriera más la boca tratando de preguntar «¿Por qué?» y su hijo comprendió, por lo que continuó —Ella, esta con alguien más. Con Jorge. Lo siento mucho papá.

Edward sintió el peso de un mundo caído y roto en sus hombros. Su mirada, con la boca abierta por completo, cayó, por cosas del destino, justo sobre Sandra que estaba junto a Jorge. La forma en la que la miro, fue suficiente evidencia para ella para saber que el muchacho lo había contado todo. Casi como una comunicación telepática “¿Cómo pudiste” diría él “¡Ay no!” respondería ella mientras se retiraba con prisa tomando a Jorge del brazo y apartándolo a un pasillo fuera de la mirada de Edward.

—¡Te dije que no había que confiar en ese hijo de puta mocoso! —grito Jorge con su clásico acento de dramaturgo.

—¡Es mi hijo! —respondió ella.

—¡Por favor Sandra, no vamos a comenzar a distorsionar las cosas a estas alturas! —replico el italiano al más puro estilo machista de su tierra.

Edward los siguió de casi de inmediato sin secarse las lágrimas. Finalmente, Sandra y Jorge se detuvieron en la cocina del edificio, en donde Jorge dio la orden de que todos salieran con la intención de poder hablar a gusto al momento de que llegue Edward, además sirvió con gran habilidad 3 copas de vino tinto. Cuando llego Edward todo parecían paralizarse y enmudecer hasta que Jorge dijo:

—Antes de que descargues tu ira, ten una copa para que te relajes. —antes de que él pudiera terminar su oración, nuestro protagonista arrebato de su mano la copa para luego estrellarlo contra el suelo salpicando vidrios y vino por todos lados —¡Carajo Edward son zapatos de calidad! como todo lo italiano —después de cotillear esa última frase Jorge tomó una copa con intención de beberla, pero, Edward la intercepto dándole el mismo destino que a la primera, y con palabras intermedias entre furia y tristeza grito:

—¡¿Crees que es un chiste, crees que es gracioso arruinar la vida de un hombre?! 

—No, para nada Edward, de hecho, más bien es como un drama —esto último lo dijo con una sonrisa casi ínfima junto a unos pequeños retadores movimientos de ojos. Entonces se escuchó en la cocina la presentación musical del evento a un lado a lo que el italiano dijo —Ya empezó el evento será mejor que vayas. Oye realmente no quise que las cosas fueran así, pero aquí estamos, afróntalo.

Esto último dejo congelado a Edward, dejándolo sin palabras por unos segundos y con la mirada de quien esta agobiado, hasta que procedió a solo darse la vuelta e irse, cuando quedaron solos en la habitación el descarado de Jorge le ofreció una “propuesta indecorosa” a Sandra, a lo que ella asintió «¡Bien! ¡Oh vaya que lo voy a gozar!» dijo él «¡Bah! Por lo menos uno lo va hacer» respondió ella. Sin embargo, las paredes tienen oídos, y Edward no se había retirado del todo. Al escuchar su conversación no pudo hacer más que llorar y sin nada a la mano que lo ayude a limpiarse, optó automáticamente por él papel en su soslayo, él que contenía su gran discurso, ahora todo manchado y con la tinta corrida gracias al dolor y tristeza.

Edward no vio más resolución a este asunto que dejarlo, solo quería ir a casa y que nadie le dijera una sola palabra, él tenía mucho tiempo sin sentir este tipo de emociones, en especial de golpe como lo sufrió. En su cabeza estaba la opción vibrante de irse a casa de su hermano, eso sí, con su querido hijo Mario, quien quería hacer sentir mejor a su padre del único modo que se le ocurría, por lo que cuando su padre regresó a la mesa ya lo estaba esperando con una botella ya avanzada de whisky suizo. Edward solo pensó dos segundos su respuesta a la proposición de su hijo, para luego aceptar sin mucho recelo, acción reprobable de parte de un padre en la educación de su hijo, en especial de un adolecente, pero, este caso era de ese tipo de caso extremos, donde la moralidad es mucho más cuestionable, pues, este hombre se encontraba en un estado tan bajo de amor propio que sus emociones solo lo arrastraron hasta tomar esta decisión. Lo que realmente impresionó a Edward fue que él único que bebía era él, Mario insistía en rechazar cada uno de los vasos que su propio padre le ofrecía, siendo que cualquier otro joven en su lugar tomaría la situación como perfecta, para realizar todo tipo de pilladas, que solo son limitadas por la creatividad del sujeto «Tu no serás mejor que yo. Ya lo eres» dijo Edward directo a los ojos de Mario.

Poco tiempo después, Edward, mirando a la nada, en un momento de introspección, justo en la transición de sobrio a “más comediante que nunca” llego a su mente un pensamiento transformado en idea debido a su ebriedad. Sus ojos se ensancharon y con un plan ya en proceso, dijo a su hijo:

—Mario, necesito que hagas algo que un padre sobrio no te pediría.

 Entonces en su despecho el padre le pidió al hijo ir a la cocina donde se encontraban los amantes, con la especifica petición de encerarlos en ella, pero muy cuidadosamente para que ni se percaten de que ya no tienen salida. Y así lo hizo Mario.

Después de una escueta presentación de magia con muy mala acogida, anunciaron en el escenario a Edward para que subiera a presentar su discurso, y desde la cocina, Jorge temió lo que podría pasar si Edward si subía, así que frenó de golpe, su ataque de excitación a lo que intentó salir con todas sus fuerzas, sin embargo, desistió rápido para tratar de llamar a seguridad «¡Súbete los pantalones!» dijo estresada Sandra y Jorge obedeció. Mientras tanto Edward inició su discurso con gran entusiasmo y euforia:

—¡Hola a todos, los amo! ¡Alguien acaba de tener un coitus interruptus eso creo! —encerrados Sandra y Jorge se miraron a los ojos «Esto no será bueno» dijo Jorge «¡Y acaso no se te ocurrió antes!» le respondió Sandra «Creí que se iría»

—Muy bien me siento honrado de estar aquí, gracias a mi hijo, a Dios y al grupo mágico de Erick, supongo que los que aplaudieron al final de su acto fue porque terminó y no porque yo empiezo —esto causo risas en el público, Edward estaba dominando la situación con dos objetivos claros, uno era desahogarse —También me gustaría agradecer a mi ex-esposa, a la que probablemente tenga que devolverle muchas cosas más tarde, pero recuerda amor jamás te podré devolver la virginidad —el otro era vengarse —Bueno gracias al sindicato de comediantes por este honor, cuando me llamaron dijeron que diga un discurso de agradecimiento para ellos mismos lo que es algo egocéntrico ¿no creen? “Te permito que me des las gracias” bien narcisista para ser comediantes —nuevamente interrumpieron con risas desde el público, algo recurrente a lo largo del discurso —Pero, eso no importa, Quisiera preguntarles ¿Alguien aquí ha sido traicionado? Si verdad. Pues yo también, hace muchos años, y no imaginaba que sucedería otra vez, sin embargo, resulta que todo este tiempo estaba esperando que sucediera, y sucedió hoy. Ahora me explico varias de las situaciones que no tenían explicación de antes, como ¿Por qué las compras de supermercado duraban tanto? O ¿Por qué mi amigo extranjero insistía tanto en llevar a mí hijo al colegio y a mi esposa al trabajo? Todo tiene sentido. Por eso estoy borracho, para los que no lo han notado, que no son muchos, no soy muy buen actor. En fin, voy a ocultar los nombres porque no soy un caballero soy un cabello que no se acopla a la cabellera, así que no diré que mi esposa, ex a partir de ahora, Sandra me ha estado engañando con el coordinador del evento Jorge Argillio, ex amigo a partir de ahora. Por cierto, una disculpa a los dueños del local si es que se raya el techo con los cuernos míos—murmullos de lastima y de risa llenaron el lugar —Pero, ya no importa mucho eso, solo un poco, y a pesar de que me siento como dicen los italianos, con “Una spina nel culo” también estoy desafiado para que esto sea una comedia y no un drama, que yo tanto odio. En otras noticias, sabían que la torre de pisa mide 46 metros menos que la estatua de la libertad, una cosa más que los americanos tenemos más grande que los italianos.

-Sandra desde la cocina se rio de Jorge, aunque lograron salir de su encierro, quisieron bajar del escenario a Edward, pero, los guardias llenos de pena y emocionados con el show identificaron a Jorge y no le permitieron interrumpir el discurso que mantenía entretenido a todos, por primera vez en esa noche. De regreso con Edward, pudo localizar con la vista a Jorge y aprovecho el momento con creses.

—Oh, miren quien está ahí abajo… Mmm, no mejor olvídenlo, está muy abajo no lo verían. Solo es broma no lo tomes personal Mario bros —Edward rompió en carcajadas y trataba de continuar —Bueno okey, es suficiente Oye por cierto una pregunta ¿Cuánto le pagaste a mi ex para que se acostara contigo? Sabes que, tranquilo, olvídalo, de todos modos, cualquier precio por ella estaría sobre valorado, y aun peor con el cambio de euro a dólares, tal vez el que pierde eres tú.

-Todo esto mientras observaba Jorge impotente desde abajo del escenario con dos gorilas a los lados que evitaban que subiera al escenario o que se fuese del edificio. 

 —Bueno ya cambiando de tema quiero ir a las cosas realmente importantes, ahora que estoy solo en este mundo, solo con mi hijo, quiero decir que ya no me interesa nada más que él. Y aun peor con mi profesión, recuerdo una vieja frase que me encantaba, mejor búsquenla en internet y no confíen en la palabra de un borracho, pero, dice algo como «Los sabios son sabios por que dan respuestas buenas, pero, donde se acaba la sabiduría no acaban las preguntas, por eso los sabios viven aturdidos» Quisiera que pensaran lo mismo, pero, con los payasos, si no estuviera borracho yo habría leído este discurso empapado con lágrimas —dijo mientras sacaba su discurso viejo del bolsillo con tenacidad —Siempre tristes y siempre llorando con la pluma en la mano sacando tinta y tinta y una bruma en nuestro pecho. Pero después de ver todo eso que sale de mi pluma, a veces es un leve consuelo, pero no dura mucha, aunque hay una sola cosa que si marca la diferencia de todo lo demás que ha salido de mi pluma. Todos levanten sus copas por favor, Mario Telson hijo mío, tú me inspiras a vivir tu eres lo mejor que ha salido de mi pluma de carne, te amo y te amaré siempre. Gracias por su atención. Ya pueden aplaudir.

Cinco años después Edward se dedicaba a dar shows de comedia por toda Nueva York y su hijo Mario se graduó de la universidad y fue a un hospital como médico, donde se encontró con Jorge como paciente, luego de un accidente que tuvo con unas drogas, una sobredosis.

—Que gusto que hayas conseguido esto hijo… en serio disculpa por lo que le hice a tu familia yo no quise, sabes, destruir…

—No, no te preocupes Jorge, después de todo lo necesitábamos, ahora es parte del pasado y hoy es mejor ¿tú sigues adelante? ¿estás bien?

—Claro que sí, gracias por preguntar, no sé si está bien que diga esto, pero desde que me dejó tu mamá esa noche, lo perdí todo, pero ahora yo…

—¿Has sido mejor persona?

—Sí, exacto.

—Bueno, ya somos tres. Uno más y ya podemos formar una banda. —Jorge se rio de este chiste

 


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