En la mañana ahorqué al amor con tal sutileza que ni siquiera lloró, sin embargo, temo sinceramente que regrese en forma de odio. Nadie me puede culpar, realmente cuando lo vi me asusté, tal vez es su culpa. ¿Cómo se te va a revelar tan intimidante figura de la nada sin previo aviso? Como sea el trabajo ya está hecho ¡Por supuesto que aún hay remordimiento, apenas fue esta mañana!
El modo correcto de plantear las
cosas tal vez no fue ese, pero, es el que hubo, así que lo que ocurrió fue que
él dijo «Te quiero ¿Tú me quieres?» y repliqué con una seca negativa, me temo
que una bala no regresa una vez fuera. ¿De qué modo elegante alguien puede
cambiar las emociones en un momento así? ¿Quién puede resucitar al amor? Si es que hay alguien
por favor escríbame a este número: 0995919336. Cuando me llamen no intenten
rastrear la llamada, tengo un teléfono satelital, seré culpable, pero no soy
ciego, el amor vino a mi como última opción (no es primera vez que me ocurre) y
en su entonación, cuando dijo esas últimas palabras se notaba que se sentía
solo, bien solo, pues a pesar de estar ahí nadie lo escuchaba, y el único que
lo escuchó (yo) se espantó y ahora es criminal. Sé que como la víctima se trata
del amor el caso se cerrará con un simple “¡Fueron los adultos!” pero, ningún
adulto se hará responsable. También sé que saldrán algunos de piel manchada
alardeando ser los autores del crimen, antes de eso, aviso; yo jamás confesaré.
Lo más triste de esta noticia es que ya paso un día y nadie se ha percatado de
su ausencia, pero de su regreso (si es que regresa) sí se van a percatar pues
no será el mismo ya, él no es Jesús, si resucita el amor lo hará primitivamente
y descontrolado, yo me esconderé donde no me vaya a buscar, en reuniones familiares
probablemente.
Es patético esconderse del amor,
sí, pero, lo es más tenerlo ahí, sentadito en la sala como para que no moleste
mientras buscamos resolver problemas. Dudo que haya reparo, de todos modos es mejor que
se sepa de esta muerte, porque yo no soy capaz de pedir perdón del modo usual. Gracias
al diario La Mantis Expectante por
publicar esta nota, y gracias por mantenerla en anónimo.