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Ejercicio 7: El veneno del olvido.

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 -En el campamento mixto “Olimpo de Gouges” al borde de la medianoche, todos ya habían entrado en calor gracias a las risas y la fogata. Luego de varios turnos de contar historias, la ansiedad en Gloria crecía, ésta, no recaía en saber que decir, ella, ya tenía su historia (en realidad no era suya, sino, de su abuela quien logró grabar esa historia en la mente de sus nietos, al haber fallado con sus hijos) su miedo, era fallar en transmitir su mensaje, que pase desapercibido o aún peor que se malinterprete. Para evitar eso, ella tomó valor con el que se puso de pie al llegar su turno y empezó:

Una noche la tragedia en el gran reino del Norte se pospuso, gracias a la interpelación de la reina del Norte “Su majestad es cierto que las diferencias entre nuestros pueblos han de resolverse lo antes posible, sé que sería imposible persuadirlo de buscar la paz, así que, le sugiero posponer la batalla para el alba, cuando se iluminan mejor los objetivos” dijo valerosa llendo ella misma a las carpas del rey del Sur quien aceptó y exaltó su valor “El valor no tiene medida tratándose de nuestra gente”, dijo ella. Al retirarse de las carpas del Sur, fue atajada por una mano extraña, perteneciente a un ser forrado de túnicas, cuyo sexo no era distinguible, éste, sólo le dijo que no se preocupase “Su desgracia es segura, pero yo tengo la cura. Un veneno que se debe tomar, cuando el corazón desea olvidar” la reina la recibió dudosa y se marchó. Al llegar con las buenas noticias el rey la exaltó y agradeció su labor, pues lo que realmente ocurría era que las tropas del norte no llegarían sino hasta el amanecer. Al día siguiente se desenvolvió la sangrienta lucha prometida que resultó en una derrota para el reino Norte. Los que quedaron con vida del reino Norte, incluyendo al rey y reina, fueron esclavizados por el reino Sur, quien les arrebató a sus hijos para crianza del reino Sur. El único consuelo en el alma desdichada de la reina, era mantenerse con valor para que su pueblo la siguiese, a pesar de las terribles humillaciones a las que los sometían, por su lado, el rey estaba deprimido y turbado “Cómo fue que mi poder se consumió a esto, mi adversidad”, decía el rey Norte, “No amado, nuestro poder y ahora nuestra adversidad” corregía la reina. Después de varios años el rey Norte falleció y simbólicamente su hijo, criado por el Sur paso a ser Rey Norte, y gracias a su crianza en el Sur, había cosechado una buena relación con el rey Sur, y aprovechó esto, para persuadirlo a que deje libre a su pueblo, él aceptó y la noticia llegó a oídos de la reina que no cabía de alegría, al llegar el día prometido de la liberación todos ya tenían sus maletas listas para largarse y que decepción más grande se apoderó de la reina al intentar salir y que se lo prohibieran “Su majestad ¿su hijo no se lo hizo saber? Su negociación sólo abarcaba a los varones del Norte y como garantía de paz dejaría a las mujeres”. Lo único que sentían todas las mujeres, era desconsuelo ante esta falsa liberación, ninguna era capaz de consolar a la otra, todas eran desdichadas de ver como sus hijos, esposos y hermanos se alejaban. Reunidas todas por la reina en un pequeño calabozo, ella, les dijo que no había modo humano con el que las pueda ayudar a sobrepasar su infortunio, y para evitar atentados en contra de sus vidas, les ofreció un viejo veneno que sanaba desdichas, las ayudaría a olvidar y seguir sus vidas como esclavas sin tristeza. Todas lo tomaron, todas ignoraron lo que pasó, todas olvidaron. Meses después el rey Norte redargüido decidió irrumpir al reino Sur y rescatar a todas las mujeres Norte, ellas rechazaron salir “Su majestad no somos más que esclavas no tenemos ningún linaje y tampoco podemos darlo” El rey insistió, pero no lo logró, así después de varias décadas el linaje puro del reino Norte había muerto, sin embargo, este reino ya había muerto en el momento en que decidieron abandonar y luego olvidar su abandono, ignorando que un corazón que olvida no es capaz de perdonar.

«¡Bah, que historia más aburrida!» dijo Luis un niño obeso del campamento «Si, tienes razón» respondió con ironía Gloria «Mejor olvídenla».

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